B(e)_day: Pide un deseo, chica de las palabras.

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Quien la conoce sabe que ella es muy de fechas, que un simple número no es tan sólo un trazo del lápiz, una hoja en el calendario; para ella las fechas encierran historias. Que no renuncia a seguir doblando la esquina de un puñado de días importantes que merece la pena recordar para volver sobre ellos una y otra vez. Por eso, porque ella es muy de fechas, quise escribir un post sobre este año; llego tarde, lo sé, pero nada nos impide brindar HOY porque tal día como AYER comenzaba aquel MAÑANA que llevaba en el tintero todo este tiempo y este pequeño proyecto se descorchaba.

Un post sobre este año de letras, sobre esa chica que quiso jugar a hacer magia con lo único que tenía en las manos, palabras. Porque magia es sacar una moneda de entre los dedos con la utopia en una cara y la realidad en la otra; magia es adivinar la clave secreta de los sueños, y cumplirlos; hacer desparecer las preguntas para las que no hay respuesta; y seguir caminando… eso también es magia. Ella quiso hacer magia para crear. Y creó. CREÓ palabras porque CREYÓ en ellas.

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Era 26 de noviembre. Era una chistera de fieltro gastado, era un conejo sacado del Pais de las Maravillas. Era un as marcado que no salía en ninguna mano. … Era invierno. Eran muchas preguntas y ninguna respuesta. Era la vida de canto. Era acero afilado cortando el viento. Y hacía frío: ese mes de noviembre hizo mucho frío ahí fuera, tanto que a punto estuvo de  helársele el alma.

Pero ella prendió una palabra, y luego otra y otra. Como fósforos mojados que se secaran de golpe para transformar la sombras en luces con una simple chispa, haciendo titilar la emoción en medio de la oscuridad. Palabras que le hervían en las manos, en la punta de la lengua, en los dedos, en la piel y conseguían mitigar aquel invierno helado y devolverle primero la tibieza, después el calor.

Con ellas, remendó un buen puñado de preguntas sin porqués o con algún porqué desparejado, extemporáneo, fuera de línea. Con ellas, hilvanó pasado y presente y sujetó adjetivos y adverbios a la grieta que se le había quedado insomne después de un golpe seco e imprevisto y se hizo un vestido con el que bailar hasta el amanecer o, al menos hasta las 12, en que la vida volvía a convertirse, de nuevo, en calabaza, como en los cuentos.

Cada noche, después del trabajo, abría la persiana de su chester blanco y cosía palabras, como una costurera hacendosa. Una cita diaria que venía a ocupar el espacio que había quedado vacante, a llenar las estancias por cuyos resquicios se colaba el aire gélido. Y esa cita diaria, poco a poco, fue haciéndose hueco en ella. Y camino. Y dirección. Ruta, objetivo,  meta.

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Partió de cero, sin nociones de ese nuevo invitado a su vida (WordPress). Sin nombre si quiera. Sin una idea nítida. No hizo falta: fue saliendo solo, como si una mano guiara la suya. Ella misma. Ese ella que llevaba tanto tiempo en la recámara, esperando dispararse. Y lo hizo, un sólo disparo, al aire, y de él salieron doce palomas blancas, veintisiete globos de colores, un pájaro herido a punto de echar a volar …y fuegos artificiales de esos que parece que llueven ilusión. Bastaron un par de copas llenas de rosas (y Champagne, quería pensar) para que el nombre la escogiera y ella le escogiera a él, como un amor antiguo que la hubiera estado esperando desde el principio de los tiempos; predestinados ambos. Así empezó Champagne para desayunar. Y noche a noche, cuando el mundo cerraba las puertas, a base de ensayo-error, a base de destilar cada palabra como un licor especial, «esto» iba siendo, del verbo SER. E iba cobrando ese poso intimista, ese aire francés, esa profundidad, todo eso que algunos dicen que tiene ella misma aunque ella no lo vea.

Dos meses tardó en  ponerlo de bonito para hacer su puesta de largo con aquel Hoy ya es Mañana. Y llegó el gran día, un 7 de enero de 2.016, como un regalo tardío de un árbol de navidad.

Antes, ya había escritas dos entradas: el «Yo, mi, me, conmigo» con el que arrancó a hablar en voz baja,  y otra, muy cortita, que se llamaba «Noviembre dobla la esquina»; la primera se mantuvo en privado hasta que salió Hoy ya es Mañana; la segunda permaneció en privado, hielo en llamas esperando enfriarse. Un día me confesó, ebria de realidad, que posiblemente en breve la publique, que ya no quema, que ya son sólo palabras, como aquellas que se llevó el viento.

Y es que todo aquello no fue sino el punto de partida. Un punto concreto. Porque como decía alguien a quien creí conocer hace una eternidad (parafraseando a Alaska) «Todo es muy fácil si uno se centra en un punto concreto». Y aquel fue su punto, su punto fijo. Aunque yo creo que fue más bien su punto de apoyo porque, como ella misma me diría después, siempre prefirió más aquello de «dadme un punto de apoyo y moveré el mundo»

Y ahí está, moviendo el mundo. El suyo, que no es mucho; que no es poco.

…  Así se escribe el comienzo de esta historia, en tercera persona; porque, aunque no lo parezca, un escritor tiene, a veces, más pudor que palabras. Se escribe en clave de «Ella«, una ella que, en este año de letras, ha sido más ella que nunca, … más Yo que nunca. Porque conforme se iba escribiendo cada post, las palabras parecían las coordenadas, el itinerario, hacía mí misma quizás porque, al escribir cada uno, indefectiblemente se iba quedando un pedazo de corazón en ellos. Tanto que, a veces, necesitas parar,  plegar velas y apagar la luz un rato para que no se te vea tanto el alma.

Es más, hay veces que dejo de escribir, que (a)callo las palabras y las mantengo en stand by hasta que dejan de mirarme de frente y guardan más pasado que presente en sus verbos. 

Lo cierto es que, a medida que bajaba más y más para buscar palabras, me olvidé de jugar a la esgrima con aquellos interrogantes que noviembre me había arrojado a los pies, con todos los interrogantes que alguna vez se afilaron delante de mí y descubrí el placer de darse media vuelta y esquivar lo que no se entiende. Que no hay nada más liberador que no tratar de entenderlo todo. 

Y con cada olvido, fui recordándola a ella, fui recordándome a mí, tirando muros, abriendo puertas y ventanas, descorriendo las cortinas, dejando-me llegar a todos los rincones. Y empecé mi travesía. Una travesía cuya primera etapa ha sido este año que se cumplía el 7 de enero. Detrás, un puñado de post, el que le ha dado vida a este blog. Un puñado de post que también están cosidos, éstos a mi alma y con hilo dorado, junto a una leyenda que dice:

<Hoy, que ya es mañana, yo (mi, me, conmigo), puedo decir que le dije Si quiero a la vida y que ésta me devolvió su magia; que he descubierto que, aunque todos los caminos llevaran a Romae, había uno que te sacaba de allí, justo ese que te conducía, por fin, a Florencia y, con ella, al Centro de la libertad; esa libertad que te permite guardar Memoria únicamente de aquello que merece un lugar en tu vida. Que los amores que resisten, aún en la distancia, son los grandes amores. Que jamás hay que perder la capacidad de inventar… inventar para inventariar más y mejor. Y que escribirle cartas a la vida, al amor, es una bonita forma de seguir creyendo en una y en otro.>>

En resumen, ha sido un gran año de letras. Con muchísimas satisfacciones a nivel personal.

Y no quiero olvidarme de esa música de fondo que ha sonado para mi en un Gramófono de esos de voces de plata. De las letras leídas en Una Buhardilla en Paris, tan francesas como las mías. De ese Alma de mujer (Woman Soul) que se ha mirado en mi espejo y que, a la vez, ha reflejado para mí a todas las mujeres que puedo llegar a ser. …Gracias. 

Y a aquella chica que intentó  hacer magia con los fósforos mojados que tenía entre los dedos, decirle «Feliz Happy B(e_naïve) Day!». Sopla las velas, pide un deseo: MÁS PALABRAS.

Porque ella siempre será la chica de las palabras. Y yo… lo mismo.

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[Versión del clásico de 1931 Dream a little dream of me, interpretada por una voz que me encanta, Dana Williams.. He  elegido este tema porque esto no ha sido sino un pequeño sueño, el de soñar a esa chica de las palabras en mis noches más azules; esa chica que permanece en mí y con la que pienso seguir soñando ]

 

«While I’m alone and blue as can be,
Dream a little dream of me.
Stars fading, but I linger on, dear»


Photography: Pinterest
Texto: Be_naïve_


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3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Acabo de aterrizar apenas hace unos días a tu blog y ya estoy enganchada y enamorada de tus letras. Esta entrada en concreto me ha llegado al alma y quizás debido al momento personal (referente a escribir) que estoy viviendo ahora mismo he encontrado en tus letras unas citas que me han recordado a mí misma.
    «Y creó. Creó palabras porque creyó en ellas.» «Todo eso que algunos dicen que tiene ella misma aunque ella no lo vea.» «Un ella que, en este año de letras, ha sido más ella que nunca.»
    Gracias por las letras, por esta entrada tan intensa y por esas citas que me han hecho reflexionar sobre mí misma.

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    1. Be_naïve_ dice:

      Gracias a ti, Sandra, por dedicarme tu tiempo y unas palabras tan bonitas.
      Me alegro que mis letras te hagan reflexionar … y espero que pongan un poco de fuerza en ese momento personal sobre la escritura.

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      1. Seguro que sí.
        Un placer leerte.

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