Un norte que tiene nombre propio cuando ese «Tú» cree en tí
con tanta convicción
que podrías avanzar por su fe como una equilibrista sin red
y no le hace le hace falta más tiempo que el que tardan sus manos
en recorrer la línea dorada de tus cicatrices,
ni más espacio que el que circunda tu cuello
para saber que su futuro y el tuyo
convergerán,
sin margen ninguno de error,en el mejor punto del alambre:
el equidistante.
Texto: Be_naïve_
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